Muchos vehículos modernos ya llevan un testigo que nos muestra una recomendación de cambio de marcha, para sacar el máximo partido al motor no es siempre cuestión de pisar a fondo el acelerador.
Si un conductor intenta un adelantamiento en una cuesta, con el coche en quinta y a una velocidad inicial de 70 Km/h, no llegará a aprovechar un tercio de la potencia del coche. En cambio, la respuesta del vehículo será sido óptima si la maniobra se realiza en tercera velocidad.
Para saber qué marcha es la adecuada a la hora de realizar una aceleración potente de nuestro vehículo, tenemos como referencia el cuentarrevoluciones. Dependiendo de si el coche es de gasolina o diésel, el coche se comporta de diferente manera.
- En los motores de gasolina es conveniente poner el coche en una marcha que revolucione el motor a una potencia de entre 2.500 y 3.000 rpm. En ese punto, podremos iniciar la aceleración, pisando a fondo el acelerador sin cambiar de marcha hasta conseguir la máxima potencia del motor, que en estos coches se alcanza en las 6.000 o 6.500 rpm.
- Los coches diésel no necesitan “revolucionar” tanto el motor para ofrecer la misma potencia. Para acelerar estos vehículos, debemos bajar las marchas hasta que el cuentarrevoluciones se sitúe en las 2.000 – 2.500 rpm y acelerar hasta que el motor gire a su máximo régimen de potencia, unas 3,500 – 4.000 rpm, sin cambiar la marcha.
Consejos generales
- Circular lo más posible en las marchas más largas y a bajas revoluciones.
- Es preferible circular en marchas largas con el acelerador pisado en mayor medida* que en marchas cortas con el acelerador menos pisado.
- Mantenimiento: la utilización de aceites sintéticos mejorará las prestaciones del motor, alargando su vida y la del catalizador y reduciendo los contaminantes con un importante ahorro de carburante.
- En ciudad, siempre que sea posible, utilizar la 4ª y la 5ª marcha, respetando siempre los límites de velocidad. (*El uso más eficiente del pedal del acelerador tiene lugar entre el 50 y el 70% de su recorrido.)
Si nos encontramos en una pendiente ascendente tendremos que alargar los cambios de marcha buscando un poco de vidilla, para que al cambiar tengamos mucha fuerza disponible. En cambio, si vamos cuesta abajo o bien justo cuando vamos a coronar una cuesta a la que le sigue un descenso, podemos adelantar el cambio de marcha y aprovechar la inercia. Hay que adaptar la conducción a cada situación concreta.
Hoy en día los motores cuentan con un limitador que corta la inyección cuando se supera el régimen de velocidad de seguridad del motor, para evitar el sobresfuerzo de la mecánica. Es más, los motores sufren un mayor esfuerzo y desgaste cuando se les pide una fuerte aceleración a bajas revoluciones.
En definitiva, el cambio de marchas de un vehículo puede suponer una gran diferencia en la experiencia de la conducción, así como la preservación de la mecánica y la reducción del consumo de combustible.